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Definición
Sustantivo masculino. Es un término especialmente usado por los colombianos, para hacer alusión de un bolígrafo o lapicero, un utensilio diseñado para escribir, dotado con una mina cargada de tinta. En este Colombia se le llama así, debido a que la punta de todas las minas poseen una pequeña esfera metálica, que al escribir gira y permite la salida de la tinta.
Etimología
Esta terminología, tan empleada en Bogotá, la capital de Colombia, no se encuentra descrita en el Diccionario de la Real Academia Española, por lo que en algunos escenarios se tilda a los colombianos de hablar equivocadamente.
No obstante, dicha palabra sí se halla vinculada en el Diccionario de Americanismos, en el cual figura como apócope de la expresión ‘esferográgico’, que presenta el siguiente significado:
Objeto que se emplea para escribir, cuya estructura es un tubo hueco, que puede ser metálico o de plástico, dotado con una mina de tinta y una pequeña esfera en la punta, que va girando en virtud del movimiento y permite que a tinta salga de manera homogénea.
Por lo tanto, el vocablo ‘esfero’ no es errado, ya que también dicha noción figura en otros diccionarios del habla hispana.
El origen del esfero se debe a un periodista de origen húngaro, llamado Ladislao Biro, quien se nacionalizó en Argentina. Nunca se sintió a gusto con las antiguas plumas para escribir, por lo que se dedicó a ingeniar un utensilio apropiado, cuya patente la efectuó en Europa, en el año 1938. Igualmente, lo patentó y comercializó en Argentina, pero primero se denominó birome, en honor al apellido de su autor y el de Juan Meyne, quien era su socio.
Al cuerpo del esfero se le denomina ‘caña’. Por su parte, al depósito de tinta, se le llama carga. Dicha tinta debe presentar un espesor adecuado y no se seca adentro, pero sí al instante cuando se plasma en el papel.
Los esferos, aparte cuentan con diferentes accesorios y herramientas que ayudan a la caligrafía y a transportarlo cómodamente. Una gran parte de esferos disponen de un pulsador con el que se puede activar o desactivar la punta, al igual que un clip ideal para portarlo en un bolsillo.
Lo más práctico de este invento, a pesar de que en la actualidad pareciera algo normal, es que siempre permanecen llenos de tinta, distinto de lo que ocurría con la pluma, que a cada rato quedaba seca. Aparte, su tinta era imborrable y ahora se encuentran esferos que permiten corregir lo escrito con facilidad.
En el presente, en el mercado se pueden hallar esferos con variados colores, diferentes grados de grosor, con puntas de varias clases. Algunas tintas se fabrican con base de aceite y otras, con un gel especial.
En los inicios del invento, el esfero se estimaba como un lujo y se comercializaba por 100 dólares. Además, se le catalogaba como un juguete.
La historia narra que el origen de la esfera en la punta (de donde viene su nombre esfero), fue una ocurrencia que tuvo László Bíró, al observar a un grupo de niños jugar fútbol. Entonces, se percató de que la pelota, cuando pasaba por un charco de agua, desprendía un rastro en su recorrido.